Budismo en la Política: Una Alternativa para México Frente a la Influencia Religiosa
- Juan
- 29 ene
- 3 Min. de lectura

El budismo como alternativa política frente a la hegemonía religiosa en México
En México, la relación entre religión y política ha estado históricamente dominada por la influencia de la Iglesia católica, cuya presencia permea no solo las tradiciones culturales, sino también las estructuras de poder. Sin embargo, frente a esta hegemonía, filosofías como el budismo emergen como alternativas que podrían aportar una visión ética desligada de dogmas institucionalizados, promoviendo políticas basadas en la compasión, la interdependencia y el respeto hacia todas las formas de vida. Este artículo explora cómo el budismo podría ofrecer un marco de referencia distinto al de la religión católica —vigente en partidos como el PAN y grupos conservadores—, así como su congruencia con avances legislativos recientes, como el reconocimiento de los animales como "seres sintientes".
La sombra del catolicismo en la política mexicana
Aunque la Constitución mexicana establece una separación clara entre religión y Estado (Artículo 130), la práctica política revela una influencia católica persistente. El Partido Acción Nacional (PAN), por ejemplo, ha mantenido históricamente vínculos con grupos pro vida y organizaciones católicas que promueven agendas conservadoras, como la oposición al aborto y los derechos LGBTQ+. Esta alianza entre fe y política no es exclusiva de la derecha: incluso en partidos como Morena, cercano a movimientos progresistas, existen nexos con organizaciones religiosas como La Luz del Mundo, cuyos líderes han buscado influir en decisiones públicas.
Este entrelazamiento contradice el principio laico del Estado y evidencia cómo las estructuras de poder en México aún responden a intereses confesionales, marginando perspectivas más plurales.
El budismo y la ética de los seres sintientes: un marco filosófico para leyes modernas
Un ejemplo de cómo filosofías no occidentales podrían enriquecer el debate público es la reciente reforma legislativa que reconoce a los animales como "seres sintientes", es decir, como entidades capaces de experimentar dolor y placer. Este concepto, aunque novedoso en el marco jurídico mexicano, ha sido central en el budismo durante milenios. En la tradición budista, el término satta (en pali, lengua litúrgica del budismo temprano) designa a los "seres sintientes". Etimológicamente, sattaderiva de la raíz sat, que significa "existir" o "estar presente", y se vincula con la idea de que todos los seres poseen sentiencia (capacidad de sentir) y, por tanto, merecen respeto.
El budismo enfatiza la interdependencia de la vida y el principio de ahimsa (no violencia), que extiende la compasión más allá de los humanos. Esta visión podría profundizar la comprensión de leyes como la mencionada, invitando a políticas públicas que integren el bienestar animal, la sostenibilidad ambiental y la reducción del sufrimiento como ejes éticos.
Políticas públicas con influencia budista: ejemplos de Asia
En países con raíces budistas, como Tailandia, Sri Lanka o Bután, ciertas políticas reflejan esta filosofía. Bután, por ejemplo, prioriza la "Felicidad Nacional Bruta" sobre el crecimiento económico, integrando valores como la equidad y la conservación ambiental. En Japón, aunque secularizado, conceptos budistas como el respeto a la naturaleza han influido en leyes de protección animal y contra la caza comercial de ballenas. Tailandia, por su parte, ha implementado santuarios para elefantes maltratados, reconociendo su estatus moral.
Estos casos muestran cómo principios budistas pueden traducirse en acciones concretas, combinando espiritualidad y pragmatismo sin imponer una doctrina religiosa.
Hacia una política laica e inclusiva
México necesita deslindarse de la influencia religiosa hegemónica para construir un Estado verdaderamente laico. El budismo, como filosofía no teísta, ofrece herramientas para abordar desafíos contemporáneos —desde la crisis climática hasta los derechos de los animales— sin caer en dogmatismos. Su enfoque en la ética universal, la compasión y la interdependencia podría inspirar políticas más inclusivas, alejadas de los intereses de grupos religiosos específicos.
La reforma sobre los "seres sintientes" es un primer paso, pero el país requiere un diálogo más amplio que incorpore voces diversas, incluidas aquellas arraigadas en tradiciones no occidentales. Solo así se podrá trascender la dualidad entre conservadurismo católico y pragmatismo político, avanzando hacia una sociedad donde la ley refleje valores universales de respeto y justicia para todos los seres.
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